Bendita tú, María, hija de los pobres,
que has llegado a ser Madre del Señor de los reyes.
En tu seno habitó aquel
de cuya alabanza están llenos los cielos.
Bendito tu pecho que lo alimentó con amor,
tu boca que lo arrulló
y tus brazos que lo estrecharon.
¡Tú eres un carro para llevar un Dios de fuego!
Bendita tú, María, que eres casa del rey.
En ti ha hecho su morada aquel que da el poder
a quien gobierna la tierra.
Tu origen es la tribu de Judá;
tu descendencia, la familia de David.
Ilustre es tu linaje.
¡Oh tú que permaneciendo virgen
fuiste la madre del Hijo de David!
Bendita tú, muchacha,
que has llevado al leoncillo
del que habló Jacob.
El se humilló... y se hizo un cordero
destinado a subir a la cruz para salvarnos,
El árbol que suministró el cabrito
que salvó la vida a Isaac
era símbolo tuyo.
Bendita tú, bendita, porque por tu mediación
fue cancelada la maldición de Eva.
Gracias a ti se pagó la deuda común
contraída con la serpiente por generaciones.
Tú, sin embargo, has engendrado al tesoro
que colmó el mundo de todo auxilio.
De ti salió la luz que destruyó
el reino de las tinieblas.
que has llegado a ser Madre del Señor de los reyes.
En tu seno habitó aquel
de cuya alabanza están llenos los cielos.
Bendito tu pecho que lo alimentó con amor,
tu boca que lo arrulló
y tus brazos que lo estrecharon.
¡Tú eres un carro para llevar un Dios de fuego!
Bendita tú, María, que eres casa del rey.
En ti ha hecho su morada aquel que da el poder
a quien gobierna la tierra.
Tu origen es la tribu de Judá;
tu descendencia, la familia de David.
Ilustre es tu linaje.
¡Oh tú que permaneciendo virgen
fuiste la madre del Hijo de David!
Bendita tú, muchacha,
que has llevado al leoncillo
del que habló Jacob.
El se humilló... y se hizo un cordero
destinado a subir a la cruz para salvarnos,
El árbol que suministró el cabrito
que salvó la vida a Isaac
era símbolo tuyo.
Bendita tú, bendita, porque por tu mediación
fue cancelada la maldición de Eva.
Gracias a ti se pagó la deuda común
contraída con la serpiente por generaciones.
Tú, sin embargo, has engendrado al tesoro
que colmó el mundo de todo auxilio.
De ti salió la luz que destruyó
el reino de las tinieblas.
(San Efrén)
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