Dame, Eligio tu bendición.
Tu que trabajaste el oro
y las más preciosas joyas,
viviendo en la opulencia,
te ordenaste sacerdote
y dedicaste tu amor a los pobres.
Cuando el daño me atormenta
yo te pido tu protección,
cuando mi alma está perdida
yo te pido tu calor.
Eligio bendito y santo,
socorre con tu gran amor,
nuestras necesidades diarias
y danos tu protección.
Mi cuerpo esta doliente,
mi vida está en peligro,
y solo el amor de Aquel
a cuyo lado esté puede ayudarme.
Tu, que antes de morir dijiste:
"No lloren por mi. Felicítenme en vez.
He esperado mucho por esta liberación"
Libéranos en esta vida terrena
de nuestras deudas y agobios,
y no permitas que nos falte
nuestro sustento diario.
Amén.
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