Arrodillado a tus santos pies:
¡Oh, Reina de gracia del Cielo!
ofrecemos nuestra más profunda reverencia.
Confesamos que eres la hija del Padre Eterno,
la madre de la Palabra Divina,
y la esposa del Espíritu Santo.
Llena de gracia, de virtud,
y de los dones celestiales,
tú eres el templo más puro
de la Santísima Trinidad.
En ti, se atesora la misericordia de Dios,
tú también, gozas dispensarla.
Y puesto que tu amoroso corazón
está lleno de amor, dulzura,
y la tierna compasión por nosotros,
los pobres pecadores,
Con la mayor confianza, entonces,
venimos a ti en este nuestro dolor y angustia.
Te pedimos por la confianza
que sentimos en tu amor,
tu protección y ayuda:
(solicitud de mención),
si es la voluntad de Dios,
y por el bien de nuestras nuestras almas.
Pon, entonces, tus ojos de misericordia
sobre nosotros y sobre todos nuestros familiares.
Protégenos de los ataques
del mundo, la carne y el diablo,
que continuamente nos asaltan.
Acuérdate, oh! la más preciada de las madres,
que somos tus hijos,
salvados con la preciosa sangre
de tu Divino Hijo.
Pedimos sin cesar, que la adorable Trinidad
nos pueda dar la gracia
de la victoria sobre el diablo,
el mundo, y nuestras pasiones impías;
la gracia por la cual los justos
crecen en santidad,
los pecadores se convierten,
y por el cual el no creyente es iluminado.
Concédenos la bendición,
oh purísima Virgen,
a través de la infinita bondad del Altísimo,
por los méritos de tu Hijo,
por la devoción con la que tú hiciste
el servicio de Él,
por tus lágrimas y angustias
sufridas en su santa Pasión.
Obtén para nosotros el gran favor
de que todo el mundo pueda llegar a ser
un solo pueblo y una sola Iglesia,
que darán gracias, alabanza
y gloria a la Santísima Trinidad,
y para Ti que eres su mediadora.
Que el poder del Padre,
la sabiduría del Hijo,
y la virtud del Espíritu Santo,
nos conceda esa bendición,
Amén.
Padre Nuestro ...
Dios te salve, María ...
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