Gloriosa y venerada madre
del gran San Agustín,
que con perseverancia y oración
conseguiste cambiar la vida de tu hijo
hasta llevarlo a la santidad.
Tú que sabes de los padecimientos
de todas las madres,
para encauzar a sus hijos por el buen camino
intercede ante Dios por todas ellas,
para que puedan enseñarles
el camino que conduce a Dios.
Enséñales cómo permanecer cerca de sus hijos,
incluso con los hijos e hijas rebeldes,
que abandonando sus hogares,
tomaron al mal camino,
ayúdales a vencer las dificultades,
la rebeldía, los malos hábitos y los vicios,
O gloriosa Santa Mónica,
ejemplo para todas las madres,
que diste un gran ejemplo de amor maternal.
¿Quién podría comprender mejor que tú,
las ansiedades y los temores de una madre
al tener que preocuparse por la protección
y salvación eterna de sus hijos?
Tú lo soportaste todo,
ya que en el orden de la naturaleza,
San Agustín es el fruto de tu vientre,
y en el orden de la gracia,
él es el fruto de tus lágrimas.
Por este motivo te ruego que obtengas para mí
la gracia de imitar fielmente tus virtudes,
y, además, te pido por mis hijos,
protégelos para evitar los errores y fracasos
que desaprobabas constantemente en tu hijo.
Y si va a suceder, para mi desgracia,
que ellos también caigan en el error y el fracaso,
concédeme la gracia de obtener con mis oraciones,
y con el apoyo de su familia,
una conversión perfecta,
como tu fuiste capaz de obtenerla para tu hijo.
Santa Mónica bendita,
ruega por mis hijos
y por todas las madres
a Dios Nuestro Señor.
Amén.
0 comentarios:
Publicar un comentario