jueves, 24 de abril de 2014

Al niño de Atocha. Oración para casos extramedamente dificiles y Urgentes




Amabilísimo Niño de Atocha,
Divino redentor de mundo,
Encanto y alegría del orbe,
Maestro de los hombres,
Amantísimo Jesús en cuya ascensión portentosa,
Serenos los astros, alegres los ángeles,
 Extáticos de admiración los Apóstoles,
Os vieron subir a los cielos.
 
Potentísimo Niño de Atocha,
Os damos los plácemes
Porque Vos sois el infinito,
El incomprensible, el consolador
De todas las creaturas,
Pues confiesan todos los católicos tu divinidad
 Y así publican muchos hombres
Tus portentos y maravillas cuya publicación
 Te eleva y engrandece
En la eternidad de tu humildad
En que te dejaste crucificar por nosotros.

Oh agraciadísimo Niño de Atocha!

Oh Niño triunfante!

Oh Niño poderoso!

Victorioso Rey
Que volando sobre las alas de los querubines,
Fuiste por tu propia virtud
Colocado en el excelso trono
A la diestra del Altísimo Padre,
Exaltando así nuestra naturaleza
Contra el soberbio infernal dragón.
 
Junto con los coros angélicos
Repetimos las alabanzas que te cantaron
 Las almas de los justos
Que te acompañaron en tan feliz día,
E igualmente te presento
Al portentoso e inestimable gozo
Y repetidas alabanzas de María Santísima,
Tu amadísima Madre Santa María de Atocha,
Para que por estos méritos reunidos
Con los de santos apóstoles y profetas,
 Tenga la felicidad de lograr y merecer
Un feliz despacho de lo que te he pido:
 
(Hacer la Petición)

 Tú sabes lo necesito con extrema urgencia.
 
Apiádate de mí, Niño de Atocha,
Pues eres mi consuelo y todo mi ser depende de Ti;
 
 A Tí, purísimo Niño,
Te pido remedies todas mis necesidades,
No solo a mí sino a todos mis prójimos,
Principalmente a los afligidos y atribulados
Que en el mismo conflicto estuvieron,
Socórrenos a todos, consuélanos,
Solo Tú eres el amoroso de las almas.
 
A ti acudimos Divino Manuel de Atocha
Todos los necesitados, y a ti suplicamos
 No olvidándote amado Niño de mi vida,
De las almas que se hallan en el purgatorio;
Dales el descanso perpetuo que les deseamos,
Llevándolos a gozarte en las celestiales moradas.
 
Y a nosotros ayúdanos, socórrenos,
Ampáranos, para que asistidos de tu divina gracia,
Tengamos la dicha de acompañarte
En la bienaventuranza de la Gloria.

Amén
 
 
 

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