El Domingo muy temprano,
Nuestro Señor ha resucitado
como Él nos había avisado,
nunca nos ha abandonado.
Aleluya, aleluya, aleluya.
Alabadas sean las horas,
las que Cristo padeció
por librarnos del pecado.
¡Bendita sea su pasión!
Alabemos y ensalcemos
al santo árbol de la cruz
donde fue crucificado
nuestro cordero Jesús.
Sí, mi culpa fue la causa
de que mi Dios y Señor
pasara tantos martirios
hasta que en la cruz murió,
por los méritos sagrados
de tu bendita pasión
que me cubran y me tapen
las cortinas de tu amor.
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