Santísima Virgen María,
Madre de Dios y Madre nuestra,
te presentamos este niño (niña)
que Dios nos ha dado
y confiado a nuestro cuidado y protección,
y que hoy, por el santo bautismo,
se ha hecho hijo (hija) de Dios
y hermano (hermana) y
miembro vivo de tu divino Hijo Jesús
en la santa Iglesia.
Te lo (la) consagramos
con todo nuestro corazón,
y lo (la) entregamos confiadamente
a tu ternura y vigilancia maternal.
Que por tu poderosa intercesión,
Dios lo (la) proteja en su alma y en su cuerpo,
y lo (la) preserve de todos los males.
Si algún día tuviera la desgracia de pecar,
recuérdale, Madre amorosísima,
que eres bondadosa
con el pecador arrepentido,
y condúcelo (condúcela) de nuevo
a la gracia y amistad con tu divino Hijo.
Y a nosotros, sus padres y padrinos,
ayúdanos a cumplir fielmente
nuestras obligaciones con él (ella)
y el compromiso que hemos contraído
delante de Dios.
Que con nuestra palabra
y especialmente con nuestro ejemplo
le enseñemos a creer y practicar
las verdades de la fe,
el amor al prójimo,
el cumplimiento de la ley de Dios
y el respeto a sus ministros.
Concédenos, finalmente,
Santísima Virgen María,
que algún día podamos juntarnos todos
en la casa de nuestro Padre celestial,
en la intimidad de tu Hijo
y en el gozo del Espíritu Santo.
Amén.
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