¡María es mi Madre!
¡Bajo su manto me amparo!
¡María es mi Madre!
Me pongo en sus brazos
y Ella me estrecha contra su corazón;
la escucho y su palabra me instruye;
la miro y su belleza me ilumina;
la invoco ante su imagen
y su bondad me atiende.
¡María es mi Madre!
Si estoy débil, me sostiene;
si enfermo, me sana;
si muerto por el pecado,
me lleva a la vida de la gracia.
¡María es mi Madre!
En la lucha diaria me socorre,
en la tentación me auxilia,
en la angustia me consuela,
en el trabajo me sostiene,
en la agonía me acompaña.
¡María es mi Madre!
Cuando camino en la vida,
a Jesús me conduce;
cuando lloro mis culpas,
Ella me alienta;
cuando le pido favores,
siempre me escucha.
¡María es mi Madre!
En la vida diaria,
anima mi esperanza y en la muerte
experimento la cercanía de su amor.
¡María es mi Madre!
¡Qué buena es María!
¡María es mi Madre!
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