Santa Catalina de Bolonia dejó escrito, que muchas veces se obtiene más fácilmente las gracias que deseamos por medio de las almas buenas que están el purgatorio, que por la intercesión de los santos.
Para rezar el rosario se puede utilizar un rosario común (dos veces).
Después de la señal de la cruz e invocando el auxilio del Espíritu Santo para hacer con fruto esta oración:
Ven Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego eterno de tu amor.
el fuego eterno de tu amor.
Envía Señor tu Espíritu y todo será creado
y se renovará la faz de la tierra.
Oremos:
Oh Dios, que instruiste
los corazones de tus fieles
los corazones de tus fieles
con la luz de tu Espíritu Santo,
concédenos que animados y guiados
por este mismo Espíritu,
aprendamos a obrar rectamente siempre
y gocemos de la dulzura del bien
de sus divinos consuelos.
Por Cristo nuestro Señor.
Así sea.
Se comienza con la siguiente oración:
"Animas santas,
ánimas que estáis purgando,
rogad a Dios por mí;
que yo rogaré por vosotras,
a fin de que cuanto antes se os conceda
la gloria del Paraíso Celestial.
En las cuentas grandes:
Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.
En las cuentas chicas (10 veces):
"Dadles, Señor el eterno descanso
y haced lucir sobre ellas
vuestra luz eterna"
vuestra luz eterna"
Terminada la primera decena, se sigue el rosario con la siguiente cuenta grande y las diez cuentas chicas y así hasta completar 10 decenas (dos rosarios), es decir los 100 Requiem.
Se finaliza con De Profundis:
Desde los abismos las voces
clamando a vos oh Señor,
oíd pues Señor, mi voz.
Atended, Señor, al clamor de mis súplicas.
Pues si examináis mucho mis culpas,
¿quién aguardará buen suceso?
Porque en sólo Vos
se halla la piedad y la misericordia,
y por causa de vuestra ley,
he esperado en vos, oh Señor.
Mi alma está muy segura en sus palabras,
y ha esperado en el Señor.
Desde la centinela de la madrugada hasta la noche,
espere Israel en el Señor.
Porque en sólo Dios se halla la misericordia,
y la copiosa redención de los pecados.
Como que Él mismo ha de redimir a Israel,
de todos los pecados.
Gloria al Padre, al Hijo, etc.
Réquiem aeternam:
Dales, Señor el descanso eterno,
Ilumínelas la eterna luz.
De las puertas del infierno
Libra, Señor, sus almas,
Descansen en paz.
Amén.
O también se puede terminar con un Padrenuestro
y con otro Réquiem al final:
y con otro Réquiem al final:
("Dadles, Señor el eterno descanso
y haced lucir sobre ellas vuestra luz eterna").
Hay indulgencias para el De Profundis
seguido del Réquiem aeternam:
El Papa Clemente XII, el 14 de agosto de 1736
concedió 100 días de indulgencia a quienes recen arrodillados y devotamente el De Profundis
seguido del Réquiem aeternam
y concede Indulgencia Plenaria,
a los que la rezaren por un año.
El día es a elección de cada cual,
confesados y comulgando.
Las oraciones se deben realizar al oscurecer.
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