ni heridos ni muertos,
ni presos ni cautivos.
De nuestros enemigos defiéndenos,
el poder de Dios nos valga,
la pureza de María Santísima
y la castidad del Señor San José.
Dulce Madre no te alejes tu vista de mí
no la apartes,
ven conmigo a todas partes
y solos nunca nos dejes,
y ya que nos proteges tanto,
como verdadera Madre,
haz que nos bendiga el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo.
Amén
0 comentarios:
Publicar un comentario