Tú tenías, lamentó el Angel,
un espíritu que te amaba,
que observó tus pisadas durante años:
He seguido hasta el último suspiro tuyo,
en secreto, en silencio, y con lágrimas.
Por mi Padre que está en el cielo,
yo te amaba,
por Su causa
he guardado tus caminos.
Tú te has alejado de Dios.
Vuelve, yo te imploro,
a amar, a servir y alabar.
A cambio, yo volveré a seguir tu camino
a través de la vida,
a través de la vida,
todavía me es posible.
Para ayudarte, para consolarte,
para animarte,
con el amor de un hermano cariñoso,
tu guardián,
a través de este desierto de juicios y de miedo.
Oh! ¿ Cuando podré abrazarte,
como cariñosamente hacía,
en todos los peligros pasados,
y pueda de nuevo ponerte en lo brazos de Dios
como cariñosamente hacía,
en todos los peligros pasados,
y pueda de nuevo ponerte en lo brazos de Dios
que sufre por ti en nuestro hogar en el cielo,
por fin?
0 comentarios:
Publicar un comentario